sábado, 11 de julio de 2009

En que creen los que no Creen?


Por fín ya después de muchos reclamos aquí les dejo mi comentario de este libro, espero sea del interés de muchos...
En qué creen los que no creen”,Desde que empecé a leer este libro me percaté que se trataría de un contenido muy reflexivo, ya que se refiere básicamente a una serie de conversaciones entre Humberto Eco (Semiólogo y escritor italiano que estaba convencido de que todo concepto filosófico, toda expresión artística y toda manifestación cultural, de cualquier tipo que fuesen, debían situarse en su ámbito histórico; y en segundo lugar, hablaba sobre la necesidad de un método de análisis único, basado en la teoría semiótica, que permita interpretar cualquier fenómeno cultural como un acto de comunicación regido por códigos y, por lo tanto, al margen de cualquier interpretación idealista o metafísica), y el cardenal Carlo María Martini, sobre la posibilidad de la generación de una ética más allá del discurso cristiano; el autor comienza con una explicación de por qué se dirige al cardenal Martini por su nombre de pila, sin considerar ni los títulos académicos o eclesiásticos, pues en el nombre reside “el capital intelectual” y ciertamente, como abunda el interlocutor de Martini, llamaría Agustín de Tagaste y no Agustín, obispo de Hipona a san Agustín.
Así pues podremos en esta obra un laico y un religioso se reúnen en esta obra literaria para debatir sobre uno de los temas más trascendentes de la experiencia humana: la ética y sus fundamentos. Eco y Martini plasman en este libro una discusión de primer nivel con respecto a los temas más importantes, no sólo referidos a la ética, sino también a la religión y el laicismo. Y justo de eso trata la primera parte del libro, titulada “Diálogos”. Es un intercambio de comunicados que son hechos mediante cartas entre ambos, donde discuten sobre la finalidad humana, la relación del hombre con Dios, el rol de la iglesia en la tierra y su rol de intermediario con el cielo, la discriminación contra la mujer en esa institución, En esta primera parte también Humberto Eco nos habla de un Apocalipsis y nos dice que el fin de los tiempos es más propio de los laicos que de los cristianos, ya que viven el propio terror del final de los tiempos con el espíritu del consumismo irresponsable.
El cristianismo inventó la historia como camino hacia adelante. El laicismo lo entiende como infinitamente perfectible, con esperanza, que es una visión originalmente cristiana. Se cuestiona el proceder de los siglos, no el fin. Sólo si la historia tiene un sentido, una dirección, se pueden amar las realidades terrenales y tener esperanza.Por el contrario para Carlo Maria Martini. el cristianismo y Apocalipsis son la prolongación de la experiencia de la plenitud, de la salvación. Se resignan respecto del presente y huyen de él para refugiarse en un futuro con un orden de valores definitivo. Gran carga utópica y de esperanza común a creyentes y no creyentes porque en la práctica viven el presente dándole un sentido y comprometiéndose con él responsablemente. Es necesario que este fin sea “un fin” que tenga el carácter de un valor final decisivo capaz de iluminar y dar significado a los esfuerzos del presente.
En esta parte Cuando se habla del fin del mundo observamos como Eco hace alusión a la ignorancia o a la ironía que caracteriza a los laicos cuando se habla del fin del mundo. Pero en verdad esconden su obsesión respecto al tema. En más, se podría decir que hasta le temen, pero sin admitirlo. Su duda consiste en si existe alguna clase de esperanza común entre creyentes y no creyentes. A lo que Martini responde que para él si la hay, justificando que todos viven su presente dándole un sentido y contribuyendo con él en forma responsable.Hay mucho por hacer juntos y la esperanza no puede faltar.Yo coincido con Eco en que los no creyentes ignoran el tema pero lo creen, como también coincido con Martini cuando se refiere a los creyentes, en su lectura del Apocalipsis.
Desde mi punto de vista sin haber leído jamás el Apocalipsis, creo que el fin del mundo algún día llegará, no sé cuando a pesar de que actualmente existen muchos estudios y culturas antiguas como la de los Mayas que nos hablan de un fin, el cuál muchas personas le temen pues en las culturas occidentales se ve la muerte como no un proceso de vida, sino como algo doloroso lo cierto es que habrá un fin.
En cuanto al tema de la vida humanaAmbos coinciden en que desde la concepción nace un nuevo ser. Partiendo de esta base, ninguno de los dos está de acuerdo con el aborto (interrupción del embarazo), cada uno lo justifica a su manera. Pero a su vez, Eco dice que en ciertas situaciones es la mujer quien debe decidir, está en su derecho de elección.En las cartas cada uno expresa el concepto de vida que creyó saber e interpretar. Pero ambos están de acuerdo que el niño es algo milagroso, natural que hay que aceptar. Actualmente en México el tema de la despenalización del aborto ha creado una gran movilización ya que este tema está invadido por discursos religioso de Provida, disfrazado de legalidad.
Personalmente yo coincido con Juan Luis Alvarez Gayou (director Gral del Inst Mexicano de Sexología) en que el gran valor del laicismo radica en la libertad a todas las creencias para que sus feligreses piensen y crean lo que quieran con absoluta libertad. “El chiste es que no haya ninguna creencia que se imponga a un Estado, ni mucho menos que se imponga a otras personas”, (gayou)."La iglesia no satisface expectativas ,celebra misterios” es otro dialogo que sostiene Martíni. En este diálogo se suscita un tema que más que un tema es un misterio.
Por qué los sacerdotes son varones?. En cuanto Eco trata de buscar razones simbólicas, pero su duda permanece y la transmite a Martini. Este intenta dar una explicación desde su postura pero él mismo reconoce que en la Iglesia hay misterios que no se comprenden pero son cumplidos para seguir con la cultura cristiana.Desde mi punto de vista, nunca me había hecho ésta pregunta. Como consecuencia tanto lo de uno como del otro aún me causa más intriga. Sin embargo, coincido con Eco en que quizás sea el sacerdote de sexo masculino para representar la imagen de Cristo (razón simbólica). Pero no tengo ningún tipo de certeza. Si Martini mismo reconoce que hay misterios que no han sido revelados, aún menos comprenderé las razones.Eco también hace hincapié en el respeto que tienen los demás en sus tomas de decisión, sea cual fuere su condición religiosa. Cada uno elige que camino seguir y que acción ejecutar.
Esta primer parte del libro termina, quizás, con el más interesante y sugestivo intercambio: la pregunta del arzobispo a Eco con respecto a dónde encuentra el bien un laico, respuesta que el semiólogo vislumbrará y desarrollará de modo muy interesante .En el diálogo de Cimiento de la Ética por los Laicos; Carlo Maria Martini. Comenta: Todas las religiones sitúan un Misterio trascendente, un principio metafísico, absoluto y universalmente válido como cimiento de actuación moral, de la ética, que vincula incondicionalmente y universalmente. Si el valor absoluto de la norma moral no está fundamentado en eso, cuesta comprender que una existencia inspirada en el altruismo, la sinceridad, la justicia, la solidaridad y el perdón pueda sostenerse largo tiempo y en cualquier circunstancia. La dignidad humana funda en laicos y creyentes un común sentir y obrar: defensa del hombre, la justicia y la paz.Humberto Eco.
La ética laica se basa en un hecho natural: la corporalidad y la idea de que poseemos un alma sólo en virtud de la presencia ajena. Se fundamenta sobre nociones universales, semántica, comunes a todas las culturas. El instinto del hombre es un hecho natural, cierto e indiscutible, así como la constricción: respetamos los derechos de la corporalitat ajena, deseamos hacemos ciertas cosas y que no nos sean hechas otras, y no hagamos a los otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros.
La tentación del daño está presente también en quién posee una noción fundamentada y revelada del bien. El no creyendo, si es consciente de haber obrado mal, pedirá el perdón de los demás, y por lo tanto, tendrá que perdonar para anticipado a los demás. Esto se refiere al fundamento de la ética para un laico, en el cuadro de la postmodernidad.En este caso es Martini quien pregunta. El no comprende en qué se basa un laico para hacer el bien, no encuentra la razón por la cual un laico puede llegar hasta dar la vida por alguna circunstancia. Qué justificación tiene para ejecutar buenas acciones? Qué fundamentos tiene?A lo que Eco responde que el no creyente no tiene quien lo mire desde arriba y por lo tanto sabe que no hay nadie que pueda perdonarle. Entonces buscará la purificación el la confesión pública, pedirá el perdón de los demás, y sabe que deberá perdonar por anticipado a los demás.
A esto quiero agregar que en mi opinión el creyente actúa en nombre de Dios, hace y deshace siguiendo su camino. En cambio el no creyente necesita, no de la aprobación de un Dios, sino de los demás, de su entorno social. Para lo cual al cometer un error, al haber obrado mal, pedirá perdón públicamente para no vivir en su remordimiento.En la segunda parte del libro el autor abandona a sus protagonistas iniciales para darle voz a representantes de distintos sectores sociales: de la filosofía (Severino y Sgalambro), el periodismo (Scalfari y Montanelli) y la política (Foa y Martelli). En esta parte los mencionados intelectuales puntualizan las conclusiones de Eco y Martini, pero a demás las amplían con los aportes propios de su área profesional e intelectual, lográndose así una pluralidad de miradas que se entroncan en las dos iniciales de Eco y martínAsí tenemos que:Emanuele Severino. (Filósofo).
La ética laica y la de los creyentes coinciden en la buena fe y voluntad, la rectitud de la conciencia, la convicción de hacer aquello que sin la menor duda todo ser consciente tiene que hacer. Convicción que puede tener motivaciones diferentes, además consistentes, más sólida harán la buena fe. El pensamiento contemporáneo tiene fe en el devenir del ser. Conciencia de que no puede existir ninguna verdad diferente del devenir. Muerto de la verdad, de Dios y de todo cimiento absoluto de la ética. Cualquier ética sólo puede ser buena fe, y no puede aspirar a más verdad que cualquier otro buena fe. El único sentido posible de la verdad es su capacidad práctica de imponerse sobre las demás. La filosofía contemporánea ahoga cualquier noción común y universal, ya que el universal es uno inmutable que anticipa y hace vana esta innovación absoluta en que consiste el devenir. Ética de la ciencia y de la técnica, buena fe constituida por la convicción de que lo que es necesario hacer es salvar al hombre en la Tierra.Manlio Sgalambro. (Filósofo). Un acto de bien es la negación de Dios. Bien que sólo puede pensarse, y en tanto que pensamiento, no puede ser, no puede hacerse. Para nosotros, desear el bien es desear que no muera, escoger por la vida. Lucha contra la mortalidad del otro, contra el ser que lo absorbe y lo mata. Dios es la muerte misma porque llama en su lado, no se puede conciliar con la idea del bien.
Sgalambro mantiene una postura en oposición a la Iglesia. No justifica el bien en razón de Dios, todo lo contrario, lo compara con la muerte. Para él el bien se piensa, depende del pensamiento no del hecho.En mi opinión no coincido mucho con las palabras de este filósofo, creo que asociar la idea de Dios con la de muerte es un poco fuerte sobre todo para los que creemos en un ser superior. Tampoco con esto digo que el bien, mi bien se base en Dios. En esto coincido, en cierto modo, con Sgalambro. Creo que el bien no depende sólo de los hechos, también depende de la congruencia de cada persona. Con esto quiero decir que el bien no sólo se da explícitamente.Eugenio Scalfari. (Periodista). El cimiento común de la moral es la pertenencia biológica a una especie. Tenemos dos instintos esenciales: el de la supervivencia individual, que da lugar al egoísmo, necesario y positivo siempre que no supere ciertos límites; y el de la supervivencia de la especie, que da lugar al sentimiento de la moralidad, necesidad de hacerse cargo del padecimiento ajeno y del bien común.
Las normas de la moral cambian porque cambia la realidad a la que se aplican. El bien es fruto de una elaboración autónoma, relativa, pero que no prescinde de la comprensión y del amor cabe los demás, ya que éste es el instinto biológico que se encuentra en la base de la ética.Vemos pues aquí como Scalfari manifiesta o plantea el fundamento de la moral. El dice que no tenemos que actuar en función de premios y/o castigos, sino en función de nuestros valores, sin dejar de lado la comprensión y el amor hacia los demás. El lo define como nuestro instinto.Estoy de acuerdo con este periodista, creo que tenemos que actuar, hacer y pensar en función de nosotros mismos y en el bien de los demás pero no para ser gratificados, sino para valorarnos a nosotros mismos, valorar nuestra especie, y como dice Scalfari, para seguir el instinto que nace en cada uno de nosotros. aunque por otro lado podemos decir que el ser humano no tiene instintos ,sino impulsosIndro Montanelli. (Periodista). La falta de fe se oye como una injusticia que priva de cualquier sentido a la vida. Aquí Montanelli hace hincapié en su fracaso. Hace una confesión al cardenal de su inútil búsqueda de la fe y se califica como minusválido por no poder hallarla.En este aspecto no hay mucho que decir, ya que se trata de una confesión. Pero creo que todos tenemos la oportunidad, y si el destino así lo quiere, de descubrir a lo largo de nuestra vida cual fue la misión que nos trajo hasta aquí.Vittorio Foa. (Político).
El nudo de la ética se encuentra en la diferencia que conforma la identidad de la comunidad y la del individuo. Buscar la manera de vivir la inseguridad en el respeto recíproco sin la ansiedad de la autodefensa. Consolidar la certeza en la relación vida propia y mundo.Foa en primera medida plantea un juego de palabras que trae consigo una reflexión en cada uno de nosotros. Habla del mal, como consecuencia de la conciencia humana y el modo de organización de las personas. El dice no poder amar a los demás si antes no se ama.Francamente a mí como lectora me parece bien la manera de platear estos temas.
Estoy de acuerdo con Foa cuando dice que la fuente del mal reside en nuestra conciencia, todo acto nace de ella por lo tanto el también lo hace el mal.Mucha parte de la ética humana nace de nuestra responsabilidad, está en nosotros que siga en pié.Claudio Martelli. (Político). La ilustración es purificación de la moral cristiana (amor, intuición del corazón, sentido común) del absurdo y del fanatismo. La conciencia laica nace dentro del cristianismo, que es un gran humanismo. Los que no creen, creen en valores racionales que exigen que sean profesados y practicados. Disposición a transigir y a acoger en el propio mundo de valores parte de los valores de los otros, lo que facilita la convivencia entre comunidades que se sustentan en sistemas de valores diferentes.
El cálculo moral supone que los comportamientos dependen de la voluntad y racionalidad de los hombres, que identifican las normas que ofrecen mayores probabilidades de conseguir los adecuados niveles de calidad de vida. Moral que el hombre construye gradualmente, mediante prueba y error. Ética de la tolerancia que aprovecha mejor las oportunidades renunciando a una verdad moral absoluta e inmutable. Martelli pone de manifiesto muchas palabras claves dando su análisis al respecto. También citó a varios representantes en el pasado (Kant, Voltaire, Marx), relacionando sus obras (parte de ellas) con el tema. El dice que el credo laico nace dentro de las fronteras del cristianismo, que la división entre creyentes y no creyentes está dentro de cada uno. Para ello aplica el término: tolerancia, para una posible convivencia.En lo que a mi respecta, hoy en día no se ve una gran división entre creyentes y no creyentes. Es verdad que la división de ello está dentro de nosotros. La sociedad está formada por una heterogeneidad de religiones, y todos vivimos bajo un mismo mundo. Como Martelli dice, la tolerancia puede llevarnos a una mejor convivencia, aceptando lo que creemos que es distinto a lo nuestro.Al final, es Martini quien toma la última palabra para dar un cierre a esta obra en una recapitulación en donde ve la ética como elemento propio del hombre, gracias al cual es aquello que es:Útil para regular la vida social. Conduce a una vida justa y realizada, a la plenitud de una libertad responsable. Para que sea posible un diálogo moral entre culturas diferentes es necesaria la conciencia, que es inmanente, la corrección de los comportamientos morales mesurada por la orientación de la voluntad y su rectitud. Las circunstancias cambian, pero no las actitudes de fondo.
El código moral humano no es revisable. Todo el mundo cree en la vida. Vida ética como tensión antagónica donde se tiene que sufrir y superar para conseguir la paz.Para finalizar este ensayo me gustaría comentar que en la penúltima hoja hay una idea que vive circulando en mi cabeza; una idea que no me deja de resonar Dice: “supongamos que el hombre es producto del azar, mortal, condenado a tener conciencia y que para encontrar valor para esperar la muerte, se convierte en animal religioso y construye narraciones capaces de ofrecerle una explicación y un modelo. Y entre lo que imagina, encuentra una con fuerza religiosa, moral y poética como el modelo de Cristo, del amor universal, del perdón a los enemigos, de la vida ofrecida en holocausto para la salvación de otros. Si fuera yo un viajero de galaxias lejanas, admiraría subyugado tanta energía teogónica y redimiría a esta especie miserable e infame, que ha cometido tantos horrores, sólo por haber logrado desear y creer que todo eso sea la Verdad.”En definitiva se trata de un interesante compendio de problemas que nos afectan a todos y de cuyo desarrollo dependerá la situación mundial en los años venideros. Por eso no se debe dejar de utilizar una conciencia crítica con acontecimientos de tal envergadura. Libros como este, te ayudan a seguir planteándote situaciones, que es deseable no provoquen los errores del pasado.Personalmente siento que el valor del libro, radica en la altura de los postulados, provenientes de dos intelectuales de basta y profunda cultura lo que enriquece con datos de gran erudición ( sin caer en lo críptico o demasiado denso ).Más allá de las diferencias obvias de estos puntos de vista, me queda la sensación de que el ser humano como punto de vista central de la creación en su condición o no de creatura de origen divino, esta llamado a constituir un bien en sí, para el, sus semejantes y todo lo que lo rodea, de forma que procure un hábitat y una calidad de vida digna del ser que es.
Esto queda de manifiesto con claridad en la preocupación de ambos convocados al confluir en puntos de encuentro más similares de los que se podría esperar, tomando razón de que sea o no creatura de Dios, el ser humano es depositario en sí de algo que lo supera y trasciende, y en esta medida su destino y el del mundo están irremediablemente ligados a lo que el haga conscientemente de su vida y la de sus semejantes.
pienso que esta lectura puede ser valiosa solo para quienes quieran confrontar puntos de vista sobre humanismo, ética y moral en una época de confuso relativismo y pobreza dialéctica.

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